miércoles, 16 de noviembre de 2011

THIRTEEN AND THIRTYFIVE





Casi un mes ha pasado ya desde la última entrada de este blog. Un mes sin nada nuevo que contar. Sin nada nuevo que escuchar. Un mes solitario como ninguno. Donde todo se repite. Donde todos los días suenan a lo mismo. Como si todo fuera un sueño elíptico con una banda sonora pre-programada.

Y de repente, saliendo de este sueño que no es sueño, escapando de este invierno que no es invierno, descubrimos un tema que parece que suene a lo mismo de siempre, pero que nos ilumina con luz propia y nos saca de este absurdo bucle tedioso y asfixiante en el que de repente nos encontrábamos. "Thirteen Thirtyfive" no cuenta nada nuevo. De hecho, podría ser un tema incluído en un disco de Adele o de Cocorosie, sólo que fusionando lo mejor de las hermanas Casady con lo mejor de la reina del Soul.

Algo tiene Dillon cuando Bpitch Control ha decidido apadrinarla, aún a riesgo de alejarse demasiado de los fundamentos minimalistas y electrónicos del sello. Probablemente por esta razón el disco termina con un tema mucho más pistero, que nada tiene que ver con la potencia intimista que la caracteriza. Pero pese a ese giro innecesario y ridículo que probablemente tuvo que aceptar en una cláusula de su contrato con el sello, el resto del disco es Dominique Dillon en estado puro.

Y es que a veces una voz y un piano son más que necesarios para crear algo nuevo, sin que sea necesario darle un sonido artificioso que justifique la novedad. Que BPitch Control se deje de tonterías y se dedique a lo suyo, o que Ellen Alien se decida definitivamente a crear un sello paralelo donde pueda potenciar a grandes artistas como Dillon sin llevarlas por su viejo y repetitivo camino. A volar, Dominique, a volar...














If you go
Do let me know
Cause I'll come running with my heart on my fire

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