viernes, 13 de enero de 2012

PROMISE





Una de las cosas que siempre eché de menos mientras crecía, fue que mis padres tuvieran pasión por la música y me empaparan con toda su deliciosa experiencia vital en canciones. Pero nunca fue así. Del casette de los Beatles pasábamos a Ana Belén y Victor Manuel. Y de Bruce Springsteen pasábamos a Phill Collins, o como mucho a los Dire Straits. Eso era todo lo que se escuchaba en mi casa, a parte de música clásica, recopilatorios comerciales y algún que otro pasable disco de Jazz. Todo lo demás tuve que encontrarlo yo, por lo que todos mis descubrimientos y, por consiguiente, toda mi torpe pero constantemente cultivada cultura musical, fue un camino solitario, tardío y lleno de barreras arquitectónicas y tecnológicas.

No fue el caso de Ben Howard, pequeño ruiseñor que se hizo todo un señor con una musicalizada infancia a base de los discos de Bob Dylan, Joni Mitchell o Nick Drake, los cuales uno puede reconocer rápidamente al escucharle. Con una voz dulcemente rota y una pretensión inexistente hacia el artificio, Howard brotó en folk en Devon, pequeño condado desconocido del suroeste de Inglaterra y recientemente distinguido por un más que notable debut llamado "Every Kingdom".

Cómo siempre, nos quedamos con la más triste representación de esas nada despreciables 14 canciones que conforman el disco, y con un vídeo igual de sencillo e intimista grabado por el propio Ben inperson mientras volvía de su acogedor pero desolado reino. God Save The Kingdom.









Who am I, darling to you?
Who am I?
Going to tell you stories of mine
Who am I?